Argentina: un país libre de elefantes en cautiverio 

En el segundo episodio de Hilo Verde recorrimos la historia y la situación actual de los zoológicos, así como los debates que distintos países mantienen sobre su futuro. Entrevistamos a Nicolás Pauls, actor, músico y activista, creador de Ele Cast, un proyecto narrativo que visibiliza la vida de los elefantes en cautiverio.



En Argentina se logró un hecho histórico: es oficialmente un país sin elefantes en cautiverio. Esto fue posible gracias al traslado de Kenya, la última elefanta que quedaba en el Ecoparque de Mendoza, al Santuario de Elefantes de Brasil.

Kenya tiene 44 años y vivió más de cuatro décadas en el encierro. En 2025 recorrió 3.600 kilómetros hacia un espacio de más de 1.100 hectáreas en Mato Grosso, gestionado por Global Sanctuary for Elephants.

Antes de ella, otras elefantas ya habían llegado al mismo santuario: Pupy (2025), última del Ecoparque porteño, tras 30 años en cautiverio y Mara (2020), trasladada desde el ex zoológico de Buenos Aires.

El proceso, sin embargo, no fue sencillo. “Para el Código Civil y Comercial de Argentina los animales son cosas, como una mesa o una silla. Objetos que pertenecen al Estado. Eso implica una cantidad enorme de papeles, decisiones políticas, certificados de salud y trámites de importación y exportación para poder concretar un traslado”, explicó Pauls.

Un poco de historia

Los primeros zoológicos datan de miles de años atrás. En la antigua Mesopotamia y Egipto, los animales exóticos eran símbolos de poder. Ya en el siglo XVIII, en Europa, surgieron los primeros zoológicos modernos con fines científicos, como el de Viena en 1752. Durante el siglo XX se popularizaron como espacios recreativos y educativos.

En las últimas décadas, la ética en torno al cautiverio empezó a cambiar de forma profunda.

Zoológicos hoy

El debate sobre los zoológicos sigue abierto en todo el mundo. Algunos países ya avanzaron en cambios concretos:

  • Costa Rica decidió hace más de diez años reconvertir sus zoológicos en centros de conservación sin exhibición pública.
  • India analiza el impacto de grandes predios privados presentados como refugios.
  • España discute la reconversión del zoológico de Barcelona.

Sin embargo, más allá de esas discusiones, la pregunta de fondo es qué hacer con los animales que todavía permanecen encerrados.

Claro que hay que liberar, pero hay animales que no tienen un lugar a dónde ir, no existen santuarios para todos. Entonces, lo que queda es dignificarles el resto de vida que les queda, mejorarles el espacio donde viven”, dijo Nicolás Pauls.

Tráfico de fauna

El problema del cautiverio no se limita a los zoológicos. El tráfico de vida silvestre es el cuarto negocio ilícito más rentable a nivel mundial y la segunda causa de pérdida de biodiversidad. En Argentina, al menos 135 especies están afectadas: el 80% son autóctonas y de cada 10 animales capturados solo 1 sobrevive, según datos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

Entre los casos recientes se destaca la incautación de 290 cardenales amarillos que llegaron al Centro de Recuperación de Especies de Temaikèn. Esa cifra equivale al 14,5% de la población total que queda en la naturaleza.

Frente a ese panorama, Pauls insiste en que el cambio es posible, aunque requiere paciencia y compromiso: “Ojalá no exista ningún lugar en donde se encierren más animales. Pero mientras tanto, hay que transformar la bronca en acción y generar cambios reales”.

El segundo capítulo de Hilo verde funciona como invitación: revisar la historia del cautiverio para proyectar un futuro distinto. Un futuro donde los zoológicos se reconviertan, donde el tráfico de fauna deje de ser negocio y donde imaginar un mundo sin jaulas deje de parecer imposible.

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