Incendio en el Parque Nacional Nahuel Huapi. El fuego, impulsado por el viento, está a pocos kilómetros de la emblemática Cascada Los Alerces, un tesoro natural y turístico. Mientras tanto, la crisis con los brigadistas se profundiza. Ya se despidieron más de 500 efectivos.
Mientras las llamas consumen más de 3.500 hectáreas en el Parque Nacional Nahuel Huapi, el gobierno decidió no renovar los contratos de 500 brigadistas y ya despidió a otros 10. Esta medida pone en riesgo la capacidad de respuesta ante incendios forestales.
Un informe de la Administración de Parques Nacionales de 2021 aseguró que se necesitan al menos 700 brigadistas para proteger las más de 50 áreas protegidas del país. Sin embargo, hoy la situación es crítica: solo 130 brigadistas del Servicio Nacional de Manejo del Fuego están en la primera línea de combate, pero aún no tienen contratos firmados.
400 trabajadores de Parques Nacionales, que suelen reforzar estas tareas, tampoco tienen certeza sobre su continuidad laboral. Hace dos días eran 410, pero ya hubo despidos.
Incendio en el Parque Nacional Nahuel Huapi
El incendio en el área del lago Los Manzanos sigue avanzando, con más de 2.000 hectáreas arrasadas, mientras los recursos humanos y materiales son insuficientes para combatirlo.
Esta crisis refleja la falta de planificación y apoyo a quienes protegen los ecosistemas en momentos clave y profundizan el negacionismo climático que promueve el gobierno nacional. En pos de intereses privados que en general son quienes fomentan los incendios.
Incendios en California
Mientras tanto, California enfrenta nuevamente una temporada de incendios devastadora, exacerbada por condiciones climáticas extremas que dejan un saldo trágico y exponen la creciente urgencia de combatir el cambio climático. Los vientos de Santa Ana, las sequías extremas y la prolongación de las temporadas de incendios están transformando los siniestros en catástrofes recurrentes de proporciones inéditas.
Vientos de Santa Ana: el combustible perfecto para el fuego
Los vientos de Santa Ana, característicos del sur de California, soplan con velocidades que superan los 113 km/h, descendiendo desde las montañas hacia las zonas costeras. Este fenómeno natural intensifica los incendios al secar la vegetación y propagar las llamas con rapidez.
Sequías extremas y el impacto climático
La región enfrenta una sequía histórica, con niveles de humedad en el suelo por debajo del 5%, lo que convierte a bosques y arbustos en combustibles altamente inflamables. Las áreas más afectadas hasta el momento incluyen Pacific Palisades, Pasadena, Valle de San Fernando, Hollywood Hills, West Hills y Angeles National Forest, donde algunos focos ya han sido controlados, pero otros continúan activos.
La expansión de las temporadas de incendios
Con el avance del cambio climático, los incendios en California ya no se limitan a la temporada tradicional. Ahora, ocurren durante todo el año, aumentando tanto su frecuencia como su intensidad. Este cambio representa un desafío mayor para las autoridades y los equipos de emergencia, que deben redoblar esfuerzos para mitigar los daños.
El impacto humano y material
Hasta la fecha, los incendios han dejado un saldo de 24 personas fallecidas, más de 16.000 hectáreas arrasadas y la destrucción de más de 5.000 estructuras, incluidas lujosas mansiones costeras. Miles de personas, entre ellas figuras del espectáculo y residentes locales, han tenido que ser evacuadas de sus hogares.
Un llamado a la acción ambiental
Esta nueva tragedia subraya la necesidad de redoblar esfuerzos globales para combatir el cambio climático. Reducir emisiones de gases de efecto invernadero, fomentar políticas de conservación y adoptar prácticas sostenibles son pasos cruciales para evitar que los incendios sigan escalando en frecuencia y magnitud.
El desafío es claro: proteger el medioambiente no solo es una cuestión de futuro, sino una tarea urgente para preservar vidas, ecosistemas y comunidades que ya están en riesgo.
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