La brecha salarial de género en Argentina: un problema persistente

El informe “La desigualdad de género se puede medir” evidencia las diferencias en la inserción laboral, los ingresos percibidos, la cantidad de horas trabajadas semanalmente y la distribución de las tareas domésticas entre hombres y mujeres. A partir de los datos disponibles, la brecha salarial de género en Argentina alcanza el 26,4%. Este indicador no se modificó demasiado en los últimos 8 años, basado en las estadísticas públicas del Indec. A pesar de la evidencia, Javier Milei negó en repetidas oportunidades la existencia de brechas y desigualdades por motivos de género. 


Los últimos datos disponibles evidencian que la brecha salarial de género en Argentina alcanza el 26,4%. Los roles de género influyen en determinantes de la brecha salarial como la desigual distribución de las tareas domésticas, la inserción laboral de varones y mujeres por rama y jerarquía, y la discriminación. Sin embargo, el principal factor que la explica es la diferencia de horas trabajadas por la distribución de los trabajos domésticos y de cuidados.

Factores que contribuyen a la brecha salarial

Desde Ecofeminita, en forma interdisciplinaria, a partir del relevamiento de Datos de la Encuesta Permanente de Hogares, en este caso del 4to trimestre de 2023 (Indec), elaboran el informe “La desigualdad de género se puede medir”. donde se exponen los detalles más importantes en torno al mercado laboral argentino y de qué manera varones y mujeres acceden de manera diferenciada al mismo.

La brecha salarial de género en Argentina sigue siendo un problema crítico en 2024, sostenido por varios factores que reflejan las desigualdades estructurales y arraigadas en nuestra sociedad. A continuación, se exploran estos factores.

Diferencia de horas trabajadas remuneradas

Uno de los factores principales que perpetúan la brecha salarial es la diferencia en las horas trabajadas de manera remunerada. En Argentina, las mujeres dedican casi el doble de tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que los hombres, lo que reduce significativamente sus horas disponibles para trabajos remunerados y, en consecuencia, sus ingresos.

Existe una ilusión liberal que sugiere que todos y todas disponemos de las mismas condiciones y disponibilidades para trabajar, eligiendo libremente cómo disponer de nuestro tiempo. Sin embargo, esto no se refleja en los mercados de trabajo.

Segregación horizontal

La segregación horizontal, o división sexual del trabajo, también impacta en la brecha salarial. Esto se refiere a la concentración de mujeres en trabajos relacionados con los cuidados y la reproducción social, como la enfermería, la docencia y la limpieza, mientras que los hombres predominan en sectores como la construcción y la industria.

En Argentina, las mujeres representan el 96,9% de las trabajadoras domésticas remuneradas y están sobrerrepresentadas en la enseñanza (73%), servicios sociales y salud (69,4%) y servicios comunitarios (54,4%).

Estos sectores, altamente feminizados, suelen tener bajas remuneraciones y alta precarización laboral. Por ejemplo, el trabajo en casas particulares presenta una de las tasas más altas de informalidad, con el 74,2% de las trabajadoras no registradas, lo que incrementa la brecha salarial.

Segregación vertical

La segregación vertical, conocida como «techo de cristal», es otro factor clave. Las mujeres enfrentan mayores dificultades para acceder a cargos jerárquicos, limitando su participación en la toma de decisiones y en el desarrollo de carrera. 

Según la Encuesta Nacional a Trabajadores sobre Condiciones de Empleo, Trabajo, Salud y Seguridad (ECETSS) 2021,las mujeres ocupan apenas el 37,2% de puestos directivos y el 24,4% de puestos de jefaturas en Argentina. Además, el 58,4% de las trabajadoras mujeres tienen una jefa mujer, mientras que para los hombres este porcentaje es del 14,6%.

Discriminación directa

La discriminación directa también contribuye a la brecha salarial. Aún persisten espacios donde se les paga más a los hombres que a las mujeres, incluso realizando tareas iguales y con la misma calificación.

Desafíos y negación oficial

A pesar de la clara evidencia de la brecha salarial de género, Javier Milei y sus políticas antifeminismo ha negado repetidamente la existencia de desigualdades por motivos de género. Esta negación contrasta con la realidad de que las mujeres siguen siendo mayoría en trabajos con alto sesgo de género vinculados a los cuidados, limpieza, educación, salud y servicios sociales, sectores que a menudo carecen de reconocimiento y valoración por la sociedad.

En el contexto actual de empobrecimiento y desocupación, son nuevamente las mujeres y comunidades LGBTIQ+ quienes asumen de manera colectiva el cuidado de la vida dentro y fuera de los hogares, agravando aún más la brecha salarial.

La Importancia de reconocer y abordar la brecha salarial

El reconocimiento de la brecha salarial de género es crucial para avanzar hacia una sociedad más equitativa y justa. El informe de Ecofeminita y otros estudios como «El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe» del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), confirman que la brecha de género en el mercado laboral es un hecho documentado y persistente en la mayoría de los países del mundo:

“En América Latina y el Caribe la situación no es diferente. Más mujeres trabajan en ocupaciones peor pagadas, pasan más tiempo en trabajos de cuidados a niños y adultos mayores que no son remunerados y tienen una menor participación en los campos de CTIM (precisamente, relacionados con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) que los hombres”.

Desde ONU Mujeres, “la brecha salarial de género es el porcentaje resultante de dividir 2 cantidades: la diferencia entre el salario de los hombres y las mujeres, dividida entre el salario de los hombres”.

Para dar sentido a este indicador, el 9 de abril es el Día del Pago Igualitario en Argentina. Desde Ecofeminita, proponen recordar que esta fecha simboliza el día en que las mujeres equiparan el salario anual de los varones. Quiere decir que una mujer tiene que trabajar un año y más de tres meses para obtener lo mismo que un varón obtiene en un año por su trabajo. 

Es esencial que se implementen políticas públicas que garanticen los cuidados y promuevan la igualdad de género en el mercado laboral. Solo así se podrán dar pasos hacia una sociedad más justa y equitativa, reconociendo y valorando el trabajo de todas las personas por igual.

Fuente: Ecofeminita, una organización civil de economía feminista, que trabaja para visibilizar la desigualdad de género a través de la elaboración de contenidos claros y de calidad.

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