¿Qué es el “ghosting”? ¿Y el “caspering”? ¿Y el “orbiting”? Estos conceptos comenzaron a tomar más fuerza en estos últimos años debido a que los vínculos se enmarcan en la era de las redes sociales. Si no sabés qué significan estos términos, no te pierdas este glosario de relaciones en la era digital.
Con el advenimiento de la era digital, las relaciones interpersonales atravesaron cambios. Los términos de “ghosting”, “caspering” y “orbiting” comenzaron a tomar más fuerza y a utilizarse a la hora de terminar una relación. ¿Esto no existía antes? Sí, existía, pero el crecimiento de las redes sociales y las relaciones mediadas por estas, permiten que dichas prácticas se den con más frecuencia.
“En los últimos años, con el crecimiento de las redes sociales y las aplicaciones de citas, estas prácticas se acrecentaron, producto de la percepción de anonimato que generan estas plataformas, así como también el cambio en la interacción entre personas que incluye la posibilidad finalizar una relación sin necesidad de un encuentro cara a cara”, señala Silvia Alvez, psicoanalista e integrante de la Red de Psicólogxs Feministas y Sesi Sexualidades.
Ghosting
El ghosting, proviene de la palabra “Ghost”, en inglés que significa fantasma y aplicado a una relación, puede traducirse como un fantasmeo. Se dice que alguien –con quien tenías un vínculo sexoafectivo- te “ghosteó” cuando dejó de hablarte, escribirte. O incluso te borró/bloqueó de todas las redes sociales sin previo aviso y sin explicación alguna.
En 2018, BankMyCell realizó una encuesta a personas en un rango etario que va desde los 18 años hasta los 35. La mayoría de les encuestades, afirmaron haber ghosteado a otra persona solo porque querían evitar la confrontación con la misma.
Pero… ¿Qué otros motivos pueden llevar a una persona a ghostear?
“El ghosteo es una práctica que permite evitar la situación incómoda de expresar el deseo de finalizar un vínculo. Muchas son las razones que pueden llevar a una persona a ghostear a otra (s). Pero sin duda, se ha convertido en una forma de maltrato que, según las consultas que nos llegan a quienes trabajamos en temáticas vinculares, es ejercido con más frecuencia por cismasculinidades”, expresa la psicoanalista, Silvia Álvez.
Caspering
En el mismo sentido, el caspering es similar al ghosting. La diferencia radica en que, esta práctica, es paulatina. Es decir, el vínculo no se corta de forma abrupta como cuando se “ghostea”. Pero si se va dando un corte de vínculo de forma gradual. También se da una falta de comunicación ya que la persona que sufre el “caspering” no sabe porque la comunicación es cada vez más espaciada y los motivos que llevaron al otrx, a comportarse así.
Alvez, por su parte, sostiene que el caspering, genera falsas expectativas en el otrx y un sufrimiento lento, ya que le hace saber a la otra persona, su falta de interés.
¿Esta práctica junto al ghosting, se pusieron de “moda” o ya existían antes?
«Esto viene dándose desde siempre. La diferencia es que, con el crecimiento de las relaciones mediadas por la tecnología, este «esfumarse» o desaparecer de pronto se torna más posible. Cuando no existían las apps de citas o el WhatsApp, podía pasar que alguien quedaba en encontrarse con otra persona y ésta simplemente la plantaba o no aparecía más. Lo cierto es que la virtualización del lazo social permite evitar la incomodidad de sentarse con otre y decirle que ya no queremos verle más o que preferimos tomar distancia”, agrega Alvez.
Orbiting
Por último, el orbiting –el cual proviene de la acción de orbitar- consiste en interactuar con la otra persona por redes sociales a través de likes, retwittear o hacer comentarios, pero sin llevar la conversación a un plano privado. Es decir, la relación en el ámbito privado finaliza también, pero sigue habiendo un intercambio virtual.
La escritora Anna Iovine fue quien acuñó este término, a raíz de una experiencia personal y expresa que quien realiza el orbiting, lo hace para tenerte lo “suficientemente cerca para que ambos puedan observarse, pero lo suficientemente alejado para que no puedan hablar”.
Por su parte, la psicoanalista Silvia Alvez, expresa que esta práctica es un fenómeno de la cultura digital dondese plantean dos mundos: por un lado, el “mundo real” donde una persona corta comunicación con otra y también, el “mundo digital”, a través del cual se sigue orbitando en la vida de esa persona.
Para ella, estas prácticas tienen algo en común: las tres son decisiones que se toman de forma unilateral.
¿Estas prácticas, son consideradas como falta de responsabilidad afectiva?
“El tema de la responsabilidad afectiva es un tanto difícil de abordar, porque hay cierta tendencia a universalizar o trazar un «cómo ser responsable afectivamente» que deja por fuera la idea de que no todas las personas tenemos la misma forma de comprender el impacto de nuestras acciones en el intercambio vincular, es decir que se torna capacitista y hasta punitivista. Es importante recalcar que la base de todo vínculo entre dos o más personas debe estar basada en el consenso y el diálogo, lo que nos va a permitir comunicar como nos sentimos y que pensamos de ciertas situaciones compartidas. Si ponemos el foco en que esto deja a le otre en una posición angustiosa, y sin ningún tipo de información sobre la causa de la actitud de quién simplemente desaparece a sabiendas del efecto de su accionar y sin registro de le otre, podemos inferir que más que falta de responsabilidad afectiva, se trata de un tipo de maltrato”
¿Qué “consecuencias” pueden causarle a la persona que sufre estas prácticas?
“La imposibilidad de saber cuáles son los motivos por los que una persona decide poner fin a un vínculo de forma abrupta y sin ponerlo en palabras, suele generar en le otre la angustia de atravesar el duelo sin tener respuestas sobre los motivos de ruptura. Esto afecta a su autoestima y puede ocasionar dificultades para volver a relacionarse afectivamente con otres”.
Era digital y relaciones
Para Alvez, en esta era se inaugura una forma de hacer lazo con otres a través de una pantalla, independiente de la distancia que exista entre quienes se estén relacionando. También, con el advenimiento de las apps de citas y las redes sociales, vincularse afectivamente resulta mucho más fácil.
A su vez, la psicoanalista señala que también resulta fácil desaparecer de la vida de alguien. Eso es porque podemos hacerlo dejando de contestarle mensajes, eliminando o bloqueando a le otre de todas nuestras redes y dispositivos.
Para ella, la virtualización de las relaciones provoca cierta percepción de anonimato. Y por ende afecta al registro de los efectos de ciertas conductas en le otre.