¿Qué podemos hacer para sentirnos mejor? Surgen energías de finalización con vínculos, actividades o formas de expresarnos en el mundo que ya no se alinean a nuestro propósito. También pueden aparecer ganas de hacer cosas locas como viajar, mudarse al campo, escribir un libro…y es sobre todas las cosas, el comienzo de una nueva identidad. Cómo transitarlo de mejor manera.
Si bien muchos procesos sexuales de las personas siguen siendo tabú, la menopausia es uno de los más ocultados, tanto por vergüenza como por rechazo.
Una gran mayoría de mujeres y personas menstruantes mayores de 40 años, se encuentran con los signos del climaterio, en un absoluto desconocimiento de lo que les está sucediendo.
El climaterio es la etapa que comprende todo el proceso de tránsito desde la perimenopausia (primeros signos de cambios hormonales), hasta la menopausia (período en que la persona deja de menstruar durante doce meses consecutivos).
¿Por qué no hablamos de este momento de la vida y de lo que nos pasa? ¿Por qué no recibimos la información adecuada con suficiente antelación?
En primer lugar, hay un gran rechazo social a la madurez de la mujer y persona menstruante. Se instiga permanentemente a “esconder los signos de envejecimiento”, ocultar las canas y transformar el cuerpo mediante tratamientos y cirugías, exaltando la idea de la “eterna juventud”.
Estas imposiciones sociales donde las personas deseables, interesantes, productivas y exitosas son jóvenes y bellas, dejan un lugar de descarte y marginalidad a las personas maduras. Nadie quiere ocupar ese lugar improductivo e indeseable. Y si bien las grandes productoras de arte, cultura, ciencia e incluso CEOs de empresas multinacionales son mujeres, aún siguen siendo la excepción a la regla.
En la subjetividad de estas personas se encuentra el entramado de una multiplicidad de condicionamientos sociales relacionados con el género, la edad, la formación académica, la clase social e incluso la etnia. Atravesar esa etapa de la vida con amorosidad, alegría y plenitud es una gran tarea sumamente ardua como para llevar adelante en lo individual.
Como todas las luchas y despertares, cambiar este paradigma es una labor colectiva.
La ciencia médica ha reparado en la sexualidad de las personas gestantes únicamente con la idea de sustentar la reproducción y evitar la enfermedad. El placer, la sensibilidad, el encuentro con la emoción en el cuerpo es algo que no es discutido en términos académicos. Siguiendo esta línea, el modelo biomédico occidental, a partir de los años 60 empezó a caracterizar a la menopausia como una “enfermedad hormonodeficiente”, evitable y curable mediante el consumo de estrógenos artificiales.
Esto es tan absurdo como pensar que las mujeres embarazadas o menstruantes están enfermas. El cuerpo sano está equipado para producir todas las hormonas que necesita la mujer durante toda su vida. Esta capacidad natural se puede apoyar o frustrar con las formas del estilo de vida y el estado de salud en todos los aspectos: físico, emocional, espiritual o social.
“Pleno-pausia” en lugar de “meno-pausia”
Es por este motivo que muchas de nosotras utilizamos el término “Pleno-pausia” en lugar de “meno-pausia”. La palabra “menopausia” está compuesta por “mens” del griego que significa mensualmente y “pausi” que significa “cese”. En términos generales, se define como el cese de la menstruación. Pero nosotrxs queremos relacionarla con la etapa de plenitud que se nos abre a partir de esta transformación.
Por otro lado, en otras culturas o en otros tiempos las personas adultas que entraban en este momento o período de la vida, se convertían en parte muy importante de su comunidad, eran las comadronas y parteras, chamanas, mujeres sabias; el “consejo de mujeres” a quienes las y los jóvenes consultaban.
Resignificar la palabra menopausia y reemplazarla por pleno-pausia tiene que ver con la etapa de esplendor que significa este momento de la vida, la persona cuenta con toda la sabiduría y experiencia adquirida, y ya que no es requerida ni demandada para seguir produciendo hacia el afuera, sino que se siente habilitada para retirar la energía y aprovecharla para su propio florecimiento.
Este proceso de florecimiento es muy similar al que se da en la pubertad, toda la estructura bio-psicoemocional y espiritual entra en colapso, es una gestación que llevará años de crisis, transformaciones y renacimientos. Y es sumamente importante estar preparada para ello.
Si fuimos instruidas en este camino, si abrazamos esta transformación como el surgimiento de una nueva identidad, pasaremos por el maravilloso portal hacia la persona sabia, le bruje.
En términos arquetípicos, se trata de la personas que madura, en el sentido en que es responsable de sus elecciones pasadas y tiene la energía y determinación para llevar adelante sus elecciones futuras.
El mundo externo ya no le demanda tanta atención y puede por fin dedicarse a su propio cuidado y embellecimiento interno, para volcar esos dones y saberes al mundo externo pero no desde un lugar de cuidado, como lo hacía antes, sino de un lugar de transmisión de saber.
Es sumamente poderosa, porque ahora la siembra, el florecimiento y el fruto es hacia sí misma.
¿ Qué podemos hacer para sentirnos mejor con nosotrxs mismas en este momento de la vida?
Todo comienza alrededor de los 40 años, pero en cada persona es distinto. Yo sentí estos impulsos a partir de los 42. Primero fue la necesidad de dar ese primer paso para dedicarme de lleno a la tarea que amaba. En un momento sentí que ya no debía entregar mi energía hacia les demás, sino que tenía que ser fiel a mí misma. Este es un llamado recurrente que nos hace el corazón, y es muy saludable escucharlo.
Surgen energías de corte con vínculos, actividades o formas de expresarnos en el mundo que ya no se alinean a nuestro propósito. También pueden aparecer ganas de hacer cosas locas como viajar, mudarse al campo, escribir un libro…y es sobre todas las cosas, el comienzo de una nueva identidad.
En cuanto a lo físico los ciclos se acortan, de 28 días pasan a 21 o 23 días, o puede haber períodos sin sangrado; esto es sumamente normal. También se presentan períodos menstruales muy abundantes, cansancio extremo, insomnio, sofocos…Esta sería toda la batería de “síntomas” a los cuales vemos como los fantasmas de los achaques y la vejez y no sabemos por donde atajarlos. También surgen cambios en la líbido, en el deseo, el placer, etc.
Todo esto es absolutamente normal y fácil de surfear…son las oleadas hormonales que se van suavizando con algunos cambios de hábitos saludables, mucho «autoamor», rebeldía y la compañía de otras personas.