El 2020 es conocido por ser un año de cambio de consciencia. Según especialistas, comienza la llamada Era de Acuario del Despertar de la Galaxia, donde la llamada evolución de la consciencia ya no tiene vuelta atrás. La tecnología como facilitadora y una visita a una de las escuelas de astrología más antiguas del Planeta, en pleno Buenos Aires.
Estoy en el corazón de Buenos Aires. Un edificio clásico, de esos con puertas de ribetes dorados y techos abovedados. No sé bien qué hago acá. Va si. Quiero escribir sobre astrología y con propiedad. Para eso, me recomendaron venir a la Fundación Centro Astrológico de Buenos Aires, una de las escuelas de Astrología más antiguas del planeta.
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Hace un tiempo, jamás se me hubiera ocurrido escribir sobre astrología. Pero todo comenzó, tiempo atrás, casi por casualidad cuando varias personas mi alrededor me sugirieron que me haga la carta astral, y como fiel geminiana curiosa, me fui dejando llevar.
—¿Sabés algo de astrología? -me preguntó la astróloga.
—Poco.
—Bueno, la carta natal es una foto del cielo en el momento en que naciste.
—¿Una foto del cielo?
—Claro, donde estaban ubicados el sol, la luna, los planetas, en el día y hora que naciste. Es decir, cómo las energías de cada uno influyen e influyeron en tu vida.
Asiento y sigo escuchando, mientras ella despliega el dibujo de mi carta, un circulo con los signos del zodiaco, doce divisiones, signos de los planetas y rayas azules y rojas que se entrecruzan como si fuera tachaduras.
—Bueno, lo primero a conocer es tu signo solar, tu signo lunar y tu ascendente. No es que sólo tenemos un signo, sino que en general sabemos el solar que es el más sencillo de saber porque basta sólo la fecha de nacimiento para conocerlo. Pero después con la hora, se puede saber tu ascendente, que cuanto más crecés, más te acercás a él y tu signo lunar, que rige el mundo emocional.
La sigo mirando, mientras me señala cada punto.
—La carta de cada persona se divide en doce “casas” y cada casa, representa un concepto: desde el yo, el inconsciente, el amor, el trabajo, la familia, les amigues, la salud… y según las energías de los signos de cada casa, más los planetas, es que se hacen las interpretaciones.
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El 2020 es conocido por ser un año de cambio de consciencia. Según especialistas, comienza la llamada Era de Acuario del Despertar de la Galaxia. Una era donde la llamada evolución de la consciencia ya no tiene vuelta atrás. La tecnología es una gran facilitadora del acceso a información que antes estaba sesgada.
Tres mínimos ejemplos:
-Mi dentista, escorpiana y que como digna escorpiana ama ir a fondo de todo, me sugiere, entre carie y carie, que entre a una web donde por pocos dólares te hacen un análisis detallado de tu carta.
-Más de una del millón y medio de seguidores tiene en Instagram Mía Astral, la astróloga y coach mexicana del momento que de manera sencilla da lecciones sobre astrología para principiantes de manera gratuita y membresías para personas que tiene conocimientos más avanzados.
-Ya no es extraño ir caminando por la calle y que una persona le cuente que a otra que anda bajoneada y ésta le responda, así como si nada, que se quede tranquila que ella no tiene toda la culpa, sino que es porque Mercurio está retrógrado.
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Volviendo a la Fundación CABA, en el centro de Buenos Aires, allí funciona una escuela de astrología, donde se puede cursar la carrera de astrología o realizar seminarios y talleres. Al final del piso, hay una oficina con la puerta entreabierta. Para llegar hasta ahí, hay que atravesar cuatro aulas, que no son muy amplias, pero que están repletas. Hay jóvenes de distintas edades y géneros. Hay aires de innovación, inspiración y buena vibra. Frente a un pequeño comedor, hay una biblioteca con manuales y libros, y, en diagonal, está la sala donde está la directora, Alejandra Eusebi Polich, con la puerta entreabierta.
—Pasá, pasá que te estábamos esperando.
Se la nota jovial y tiene un hablar generoso. Sin mucho más preámbulo, rompo el hielo:
—¿Estamos ante un boom astrológico?
—Definitivamente. Jamás tuvimos tantos alumnos y eso que nos mudamos a esta sede hace poco. Estamos en medio de un cambio de consciencia más ampliado, más integral. Lo que antes estaba dividido, ahora se integra a lo ya sabido y es expansión, expansión, expansión —dice mientras abre los brazos —Nosotros en este momento, estamos viajando a 1300 kilómetro por hora y encima girando alrededor del sol a razón de 100.000 km por hora, y eso lo sabemos por la ciencia. No es que lo sentimos —asegura, mientras pone un video de Youtube.
—¿Pero qué hizo el ser humano frente a tanta la información? La compartimentó para poder entenderla. Esto le pertenece a la ciencia, esto otro a la medicina, esto otro a la filosofía. Pero eso ya terminó. Ahora hay energías disponibles para un cambio hacia la nueva consciencia y las estamos utilizando, como sucede con el feminismo que está dejando una huella para siempre.
—¿Qué energías son las que generan este cambio de paradigma? -le pregunto.
—Urano (el planeta de los rayos) y Neptuno. Además, Saturno y Plutón generan las crisis y tocan cuestiones que harán cambios para siempre.
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Alejandra hace cuatro años que es la directora de CABA. Nació, prácticamente, con la carta astral bajo el brazo. Su abuelo, Wendel Polich, fue un reconocido astrólogo argentino, creador del Sistema Topocéntrico de Casas, junto con Nelson Page.
—Cuando yo era chica, recuerdo que mucha gente de muchos países, desde estudiosos de Inglaterra hasta gurúes de la India, iban a la casa de mi abuelo porque él estudiaba el Sistema Topocéntrico, basado en su sistema de cálculo de casas astrológicas, que se distingue de los demás tipos de Astrología por su elevado grado de exactitud sobre acontecimientos reales verificados.
Existen muchos sistemas de Cálculo en Astrología convencional (Sideral, hindú, Regiomontanus, Campanus, Koch, Placidus y otros). En cualquier caso, todos los sistemas de cálculos astrológicos son geocéntricos, es decir, toman como punto central de observación a la Tierra. Mientras que en el Sistema Topocéntrico se calculan todas las posiciones planetarias con respecto a un lugar especifico de la Tierra, desde el punto de vista del lugar de nacimiento de una persona, como centro de observación de toda la dinámica celeste.
En la casa de la infancia de Alejandra en Quilmes, zona sur del Conurbano, era común mirar todo el tiempo el cielo y ver en el jardín cómo se movían los astros. Su abuelo era matemático, húngaro y como en esa época no había software, experimentaba los movimientos con frutas y pelotas. El reconocido artista Xul Xolar fue alumno de Wendel y también llegó a tener lazo con Jorge Luis Borges.
—Había una mezcla de ciencia dura con arte. Hacíamos expediciones a lugares arqueológicos. Mis primeros contactos fueron de investigación, medir, constatar.
Alejandra Eusebi se especializa en la aplicación de metodología científica al estudio de la astrología, para el desarrollo de una rama poco explorada en Argentina y en el mundo: las estadísticas astrológicas. Ella por ejemplo hace estudios de accidentes de tránsito con combinatorias, y estudio de patrones planetarios que aparecen sistemáticamente en las cartas del momento del incidente.
—Cada dato de este tipo es oro en polvo. Cuando aprendi a encontrar el patrón de referencia, es largo, empezás a usarlo. La astrología no es magia, es como si fuera un imán y puede levantar ciertos objetos.
—Se suele decir que la astrología es algo en lo que se cree o no, como una religión ¿es así?
—Si, pero esto no se trata de creer, sino que esto se trata de observar un fenómeno y ver que funciona. No es creencia porque si, como una religión. Y lo que menos está difundido en la astrología es la base más sólida y científica. No es un verso o una creencia, sino que se puede hacer investigación. Lo que más se conoce es la parte mágica, esotérica, vivencial, pero no es lo único. Acá en el CABA trabajamos lo más riguroso en cuanto conocimiento y lo vivencial. La idea es trabajar todas las ramas y por eso acá en el Centro tenés médicos, psiquiatras, ingenieros. Trabajamos con la carta natal y el timming, y se va activando y desactivando según la actividad en el cielo. Si bien la carta es fija porque no cambia, lo que si cambia es el contexto. No todos los circuitos de la carta están activos todo el tiempo, sino que algunos están activos, otros se desactivan y emergen otros nuevos. Eso es lo fascinante, la vida en despliegue, que te da la pauta de que no está nada estático, ni determinado, nada.
—¿Se puede predecir el futuro?
—Nosotros leemos energía en acción y en vibración y vemos con qué se suele combinar con el entorno externo. Por eso, podemos decir si se vienen cambios laborales, buenos momentos en pareja, etc.
Para que la conversación se vuelva más clara, Alejandra me pide mis datos para trabajar con ejemplos concretos. Justo, mientras ella despliega mi carta en un programa que tiene en su computadora, entran a la sala más profesoras. De reojo, observan la carta y comentan entre ellas. Me siento como una rana diseccionada, en medio de una sala de operaciones del cielo, estudiada cirujanas astrales. ¿Pueden ellas con una sola mirada saber más de mi vida que yo misma?
— Hay que ser responsables con el conocimiento —dice en voz alta e interrumpe mi pensamiento— Como es un lenguaje que no todo el mundo maneja, Hay que evitar ser un gueto. A veces, los astrólogos nos ponemos en ese rol y menospreciamos a quién no sabe. Las lecturas de las cartas se pueden utilizar desde para conocer dones, roles, misiones, hasta puntos de conflicto. Pero dependiendo de las inseguridades de cada persona, esto te puede generar miedos, dependencias o hasta abuso de poder. Nuestros alumnos cuando egresan firman un código de ética de 27 puntos, entre los cuales, se les enseña que es una herramienta pero es una vocación de servicio, no se puede abusar. Hay que estar atenta a la sensibilidad de la otra persona.
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Después de que la primera astróloga me leyera la carta, fue tanta información la me dio, que me impactó y necesité bastantes días para asimilarla. Hace un tiempo, jamás se me hubiera ocurrido escribir sobre astrología. Pero aquí estoy, como fiel geminiana, comunicando.
1 Comentario
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