Cómo se vivió por dentro la aprobación del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en la Cámara de Senadores.
— Ya está. La ley sale-, escucho a mis espaldas.
Son casi las dos de la madrugada. Bajo las escaleras del Salón de las Provincias en dirección a la salida del Palacio Legislativo en el Honorable Senado de La Nación, Ciudad de Buenos Aires. Camino despacio. Decidí ponerme unos zapatos verdes que no uso seguido pero el color de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito lo ameritaba.
Somos ola verde. La ola que hace años se moviliza y que está tiñendo el mundo.
Pero se ve que eso no impidió que el zapato me saque una ampolla en el talón izquierdo que me impide caminar a ritmo. Mi misión era salir de la sala de prensa del Senado para ir hasta una farmacia o kiosco –lo que estuviera más cerca- para tapar la herida.
Miro de reojo a quien dice Ya está. La ley sale y veo dos mujeres con pañuelo verde en sus muñecas. Salían desde alguno de los tantos despachos del Senado. Sonreían y el tono de voz era una mezcla de prudencia y victoria, al mismo tiempo.
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El inicio de la sesión histórica
El comienzo de la sesión para tratar la Interrupción Voluntaria del Embarazo en Argentina estaba previsto para las 16:00. Empezó ocho minutos más tarde. A las 16:08 los aplausos no tardaron en llegar y los gritos se empezaron a sentir. Ahora sí comenzó el encuentro legislativo que podría darnos el derecho a decidir.
Adentro la marea verde latía en cada espacio: todo era verde. Desde una colita de pelo, hasta unos zapatos. Sabíamos que el aborto podría convertirse en ley pero no queríamos cantar victoria antes de tiempo. Aún había seis senadores y senadoras indecisxs.
Afuera, también.
— Aborto legal, en el hospital-, se escuchaba por momentos. Los gritos de las pibas se mezclaban con fuegos artificiales. La fiesta había empezado.
Norma Durango, senadora pampeana y presidenta de la Banca de la Mujer, fue la primera oradora. En su discurso, anticipó que el Poder Ejecutivo estaba dispuesto a vetar la palabra “integral” del proyecto, en caso de que la ley se sancione.
Este fue el primer gol que se gritó en el salón de prensa. Con la vetación de esa palabra, el senador Alberto Weretilneck –indeciso- votaría a favor. Un pasito más hacia la victoria.
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Son las 21 horas
Elizabeth Gómez Alcorta baja al salón de prensa. Yo ya sabía que en ese horario la Ministra de Mujeres, Género y Diversidad iba a estar rondando por allí. Había escuchado que tenía una entrevista pactada con un medio.
Ansiosa, como el resto de mis colegas, espero que termine su entrevista. Quería hacerle algunas preguntas.
—Ahora no va a hablar la ministra -nos dicen.
—Está por dar su discurso la senadora Olalla. Con eso se puede definir la votación-, escucho.
Algunxs periodistas estaban pegados al parlante. Otros, a las pantallas. La atención, estaba puesta en el discurso de Stella Olalla, otra de las indecisas.
—Decilo -imploraban algunas compañeras en el salón mientras Stella hablaba.
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21:44.
Olalla adelanta que su voto es positivo. Se grita como un gol. El poroteo se inclinaba a nuestro favor con 34 votos afirmativos, según Economía Feminista.
Pero la prudencia seguía presente. Sabíamos que esa noche podía salir y creo que, la mayoría en el fondo estábamos seguras de ello, pero también éramos conscientes de que cualquier cosa podía pasar a último momento.
Quince minutos después, llega el turno de Lucía Crexell. Otra indecisa.
“Porque defiendo y lucho por las mujeres, voy a acompañar este proyecto de ley”. Esa frase retumba en todos lados. Adentro del senado y afuera.
Las palmas chocándose empiezan a sonar en el Salón de las Provincias. Los gritos de festejo, también. Y el famoso “aborto legal, en el hospital”, no falta. Hay olor a victoria. Olor a ampliación de derechos. Olor a poder elegir libremente.
El tiempo corre. El sueño empieza a materializarse y nos cuesta caer en que en un par de horas argentina va a ser el séptimo país de Latinoamérica en legalizarlo.
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Son las tres de la mañana. Falta una hora para que se vote. Falta una hora para hacer historia.
El Salón de las Provincias comenzó a rebalsar de gente. Muchxs periodistas que se retiraron durante la noche empezaron a llegar para presenciar el momento histórico. La presencia verde era aún más fuerte.
Último cierre
Últimos 25 minutos. La palabra la tiene el Senador celeste Mayans.
Me empiezo a inquietar. No sé si es porque me lastiman los oídos de escuchar a Mayans o por los nervios.
El horario de cierre de su discurso se acerca. Es como cuando estás en la mesa un 24 o 31 de diciembre esperando que se hagan las 00 y explote todo.
Las periodistas nos agrupábamos en el mismo metro cuadrado. Queríamos la ley.
—Ya cumplió los 25 minutos- dice Cristina Fernández de Kirchner, presidenta del Senado.
Mayans sigue hablando.
—Dale, Mayans. Ya está- se escucha en el salón.
—Basta, por favor- vuelve a escucharse.
Estábamos hartas. De Mayans y de todos los senadores que hacían un mainsplaining acerca de nuestra sexualidad.
Terminó.
Aplausos, gritos y ansiedad. Nos empezamos a parar frente al televisor. Las cámaras de los celulares se encendieron. Se siente.
Luego se procede a la votación y a la lectura de los votos por parte del Secretario Parlamentario.
Silencio absoluto. Solo se escuchan los suspiros de ansiedad y nervios. Pero el tiempo a veces se escurre pero en ese caso no. El tiempo era una especie de tortuga. Lento. Muy lento. Para mí, fueron siglos esperando pero para el temporizador apenas 7 minutos y 13 segundos.
El silencio se corta con un –Vamos-.
La ansiedad nos consume.
Afuera, la marea espera en silencio entre abrazos.
APROBADO.
04:12. Se lee en la pantalla. 38 votos a favor, 29 en contra, 1 abstención y 4 ausentes. Los gritos inundan el Salón de las Provincias. Los abrazos y el llanto también.
—Aborto legal. En el hospital.
El canto que nos acompaña hace décadas –y que nos acompañó durante toda la sesión- vuelve a sonar como himno cantado por nosotras. Lo logramos. ¡El aborto es legal en Argentina!
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Corremos a la puerta que divide el recinto del salón. La primera persona en salir es la diputada nacional Mónica Macha. Pañuelo en la muñeca y lágrimas en los ojos.
Luego aparece Silvina Lospennato, Brenda Austin, Elizabeth Gómez Alcorta y Vilma Ibarra. Entre ellas se funden en múltiples abrazos. A pesar de las diferencias políticas, todas trabajaron para sacar al aborto de la clandestinidad y convertirlo en ley.
Vilma Ibarra habla ante los medios. Ella estuvo detrás del proyecto de Matrimonio Igualitario en 2010. Una década después, la vuelta del peronismo al poder, la puso a trabajar en el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo y de los Mil Días.
La gente no deja de abrazarla.
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El entre telón de los votos
La legalización del aborto fue una promesa de campaña del presidente Alberto Fernandez. El 17 de noviembre, el Poder Ejecutivo envió al congreso el proyecto.
El 11 de diciembre se logró la media sanción en la Cámara de Diputados. Ahí comenzó una ardua tarea para conseguir los votos necesarios para convertirlo en ley.
Algo que no se habia logrado en 2018, la ultima vez que se trató la ley y no se lograron los votos en el Senado. Lo cierto es que desde el 2018 hasta ayer, miles de mujeres murieron en abortos clandestinos. La marea verde en las calles siguió presionando. Algunas senadoras cambiaron su mirada respecto a la realidad y su no ahora se convirtió en si. El feminismo se siguió colando en cada espacio y siguió luchando por la ampliación de derechos.
Hoy, Argentina tiene aborto legal hasta la semana 14. Luego de décadas luchando, conquistamos un derecho más.
Feliz 2021.