Hasta el 2013 los ataques con ácido no eran un crimen, ni eran penados con más de tres meses de prisión. Tampoco se hacía un relevamiento de casos, ni restricciones en la venta de los productos. Comprar ácido sulfúrico o nítrico era moneda corriente por las calles de India. A partir de la campaña “Stop Acid Attacks”, con la sobreviviente Laxmi Agarwal y el periodista Alok Dixit como caras visibles, se lograron avances en materia punitiva y regulatoria. A partir de esa experiencia comenzaron la fundación Chhanv . Así nació Shereos Hangout, el primer café atendido por sobrevivientes de ataques con ácido. La historia de Laxmi está contada en la película Chhapaak (2020) que puede verse en Disney+.
No puedo ver hacia el interior a pesar del gran ventanal. Un papel con cientos de mensajes escritos a mano bloquea la vista. Cuando abro la puerta veo a cuatro mujeres sentadas en una mesa lateral. Narices, cejas, ojos y la piel como si fuera un papel mojado que se corrió por error delatan su condición de sobrevivientes. Una chica con la remera del local se acerca para preguntarme si estoy sola o viene más gente. Dice que se llama Dolly, me indica una mesa exageradamente grande, deja un menú sin precios y me pregunta si quiero ver el documental.
Apaga las luces más próximas al televisor y comienzan 15 minutos de testimonios subtitulados, pieles carcomidas, ojos postizos y explicaciones que nunca son suficientes. ¿Por qué? es la pregunta que retumba en cada pensamiento. Mientras mi atención está enfocada en la pantalla, las cuatro mujeres siguen en la mesa contra la pared. Tienen cuadernos, lápices y hojas: parece que están estudiando. Cada tanto siento murmullos imposibles de entender y varias risas. En la pantalla reconozco a una de ellas: Geeta. La suegra ordenó a su hijo que le queme la cara con ácido porque solo paría mujeres. A raíz de ese ataque, murió su hija menor y otra de tres años resultó gravemente herida. Hoy forma parte de la fundación.
Historias en primera persona
Dolly se pasea por el local con la velocidad de quien conoce de memoria cada rincón. Tiene 24 años, está aprendiendo inglés y español, le gusta bailar, lleva 10 cirugías en su rostro y cuenta su historia hasta que el eco de sus palabras encuentre una respuesta. Tenía 12 años cuando un hombre que la doblaba en edad le tiró ácido en la cara por rechazar una propuesta de matrimonio. Durante años tuvo dificultades para respirar porque el ataque le destruyó las fosas nasales. En unos días tiene cita médica ya que todavía quedan cosas por hacer en un rostro que se estira hasta lo imposible por seguir sonriendo. Cuando se tranca con alguna palabra en inglés lo mira a Ajay esperando aprobación. Dice que es su hermano mayor y que todas las otras mujeres que trabajan en el café son sus hermanas.
Ajay es periodista y se acercó a Sheroes Hangout porque la primera locación quedaba muy cerca de su casa. De a poquito se fue involucrando hasta convertirse en uno de los referentes de la fundación, tanto para sobrevivientes como para periodistas y extranjeros que quieren aprender del tema. Su atención rebota entre el celular, la computadora y clientes que llegan, pero cuando le digo que quiero escribir sobre este lugar se sienta conmigo y me mira a los ojos. En su teléfono están activadas las alertas de Google de “acid attack”. De esta manera, se entera de los casos nuevos que surgen en el país para ponerse en contacto con las sobrevivientes e invitarlas a la fundación.
Un crimen que no era penado
Hasta el año 2013 los ataques con ácido no representaban un crimen particular ni eran penados con más de tres meses de prisión. Tampoco se hacía un relevamiento de casos, seguimiento médico a las sobrevivientes ni restricciones en la venta de los productos. Comprar ácido sulfúrico o nítrico era moneda corriente por las calles de India con un precio de 30 rupias la botella (USD 0,36). A partir de la campaña “Stop Acid Attacks”, con la sobreviviente Laxmi Agarwal y el periodista Alok Dixit como caras visibles, se lograron avances en materia punitiva y regulatoria. A partir de esa experiencia comenzaron la fundación Chhanv que posteriormente daría pie a Shereos Hangout, el primer café atendido por sobrevivientes de ataques con ácido. La historia de Laxmi está contada en la película Chhapaak (2020) que puede verse en Disney+.
Manini salta de la silla y olvida la tarea de inglés que estaba haciendo. “¿Bollywood?” repite, como si no creyera que me interesa aprender a bailar. La pantalla cambia rápidamente del drama contado por decenas de sobrevivientes a un videoclip de dos mujeres bailando por los pasillos de una ciudad antigua. Tienen tops negros y unos pantalones holgados mientras corren por un laberinto de callejones. Manini mueve las caderas y levanta los brazos con movimientos que reconozco un poco más. Nos pasamos al sector que no tiene sillas para bailar con mayor comdidad. Ashish, periodista y uno de los cofundadores del café, agarra su cámara y empieza a filmarnos. Probablemente ni él sabe para qué va a usar ese video, pero ya aprendió la importancia de tener todo documentado. Bailamos moviendo caderas, brazos, manos, mirándonos a los ojos y sin parar de reír. Cuando termina la canción, Dolly toma el control del televisor para buscar una en español. Taki Taki ¡rumba!, se sabe la letra de memoria y menea hasta abajo sin nada que envidiar a la sangre latina.
Ashish tiene pelo largo, barba densa y un tono de voz que solo puede transmitir tranquilidad. Enfatiza la palabra sobreviviente y por si no me había quedado claro, dice que ellas no se consideran víctimas. Para él, este café no se trata unicamente de advertir sobre los ataques con ácido y crear mayor consciencia en la comunidad, sino del futuro de las sobrevivientes: “no se puede cambiar el pasado, hay que mirar para adelante. Este es un espacio de alegría”. Acá estudian inglés, cocinan, hacen manualidades para vender a quienes visitan, dibujan los tradicionales tatuajes de henna y desarollan habilidades para insertarse en el mercado laboral. Con un orgullo que no le interesa disimular, dice que ya hay varias chicas que consiguieron trabajos en impotantes empresas y bancos de India.
En India existe un café atendido por sobrevivientes de ataques con ácido
Madhu es la más veterana del grupo y cada vez que alguien le pregunta sobre su agresión repite el año: 1997, cuando se preparaba para empezar estudios superiores tomando tutorías particulares en la casa de una familia adinerada. Ahí conoció un joven llamado Vikas que le propuso matrimonio pero ella lo rechazó porque no eran de la misma casta y sabía que su familia no lo aceptaría. Cuando Vikas se enteró que la familia de Madhu estaba buscando un marido le dijo “si no te casas conmigo te voy a destruir para que no te cases con nadie”, y le tiró ácido en la cara.
Nagma apenas me llega al hombro y debe tener los cachetes acalambrados de sonreír todo el tiempo. Tiene 25 años y es de las últimas en haberse sumado a la fundación. Hace 10 años un primo más grande dividió su rostro en dos mitades. Con la misma sonrisa que me pregunta si quiero un dibujo de henna en la mano, le cuenta a la cámara que intentó suicidarse. Como no es de Agra, vive junto a Manini y otras chicas en la casa que la fundación ofrece a las sobrevivientes para poder trabajar en el café.
También hay ataques de ácido hacia hombres, pero las consecuencias y oportunidades que ellos tienen no se comparan con las que sufren las mujeres. Probablemente porque el valor de hombre no está puesto en la belleza estética. Y aunque hayan algunos sobrevivientes trabajando en el local de Noida, cerca de Delhi, el nombre del café lo dice claro “Sheroes” es “She” + “Heroes”, el énfasis está puesto en las mujeres.
Con el paso de las horas van llegando más clientes, en su enorme mayoría extranjeros que vienen del Taj Mahal. De la cocina salen hamburguesas, chapatis, paneer o papas fritas. Manini, Madhu y Nagma corretean entre las mesas llevando y trayendo platos, dibujando con henna en las manos de las clientas, mostrando las remeras que tienen a la venta y aceptando todas las fotos quieran sacarles. Pasaron de esconderse en sus casas y taparse la cara para salir a la calle, a ser figuras de instagram y contar su historia a quien quiera escucharlas. Hoy, dicen ellas, son felices.
Contacto
Web de la fundación Chhanv: https://www.chhanv.org/
Instagram de Shereos: https://www.instagram.com/sheroes_hangout/?hl=es
Ubicación del café en la ciudad de Agra: https://maps.app.goo.gl/DkUCfVsqQMhJ621R6
Instagram de Laxmi: https://www.instagram.com/thelaxmiagarwal/?hl=es
En India existe un café atendido por sobrevivientes de ataques con ácido