Cada vez más personas se vuelcan a las medicinas alternativas como formas de superación de sus malestares. Teresa Rivas, conocida como Chicahuaxochitl en su nombre indígena, descubrió en la mitad de su vida que su pasión era curar con plantas. Ella es mexicana y la directora del Centro de Enseñanza y Fomento de la Medicina Indígena y Terapias Alternativas (AMITA), en Guadalajara, México.
A los 24 años, Teresa Rivas decidió ser curandera. Hoy tiene 51.
De niña, salía a los montes mexicanos, guiada por su mamá Ventu y su tía María, ambas curanderas de origen maya, a seleccionar plantas que -luego de un meticuloso tratamiento- se convertían en la medicina de otras personas.
Teresa o Chicahuaxochitl (su nombre indígena) no lo supo durante su niñez, pero en cada salida al campo le fue heredado el conocimiento invaluable que pocos poseen; la creación de medicina natural, esa que más tarde, entrada la adultez, se convertiría en su forma de vida. Para descubrir el poder adquirido por tradición familiar, tuvieron que pasar muchos años.
Antes de decidir sanar con plantas, Teresa estudió cocina y repostería, corte y confección, estuvo en un convento y fue trabajadora social. Hasta que se dio cuenta que lo que hacía como pasatiempo, era su verdadera pasión: curar con plantas.
La revelación de Teresa inició en la década de los 90, lejos de casa. Pasados lo 20 años, Teresa se fue de México a Nicaragua. Previo a esa época, el político Daniel Ortega, actual presidente, encabezaba la Revolución Sandinista iniciada en 1979 para derrotar la dictadura de los Somoza: el levantamiento del pueblo nicaragüense dejó al país en un bloqueo económico con limitaciones de acceso a medicamentos.
La huida de Teresa a este país fue un acto revolucionario del que jamás había imaginado que iba a aprender la importancia de la medicina tradicional. Eso dice ahora, años después, en el XVI Encuentro del Maíz, un evento organizado por agricultores mexicanos interesados en la protección del maíz criollo y la agricultura orgánica.
—Cuando fui a Nicaragua a apoyar el corte de café (Nicaragua era un país con alta producción cafetalera que durante la revolución sandinista creo cooperativas cafetaleras para asegurar la soberanía nacional) en tiempo de la revolución, decidí quedarme con una brigada de jóvenes a compartir mi conocimiento.
Masajistas, acupunturistas y un grupo de jesuitas fueron su compañía durante el periodo de reconstrucción que vivía Nicaragua, luego de que Violeta Chamorro tomara la presidencia. Ahora enseña medicina indígena y Terapias Alternativas. como acupuntura, herbolaria, Flores de Bach, magnetoterapia, reflexología, nutrición y naturismo, elaboración de productos y cosméticos naturales.
La mujer de trenzas largas y negras, 26 años después de decidirse por la medicina alternativa, afirma que las plantas son sinónimo de autonomía al brindar la independencia de las grandes farmacéuticas. Para ella, esa es la importancia de la preservación de las semillas medicinales y alimenticias.
De sus orejas, cuelgan un par de flores amarillas hechas de chaquira, material de plástico utilizado por comunidades indígenas mexicanas, como los wixárikas, ubicados en algunos estados de la republica.
—La conservación de las semillas nativas es la verdadera revolución y para lograrla hay que cuidar y cultivar las tierras.
Chicahuaxochitl, apunta su falda, luego observa su camisa de manta roja con formas bordadas.
—El verdadero oro son las semillas como el maíz, el frijol y las plantas, porque con ellas hacemos nuestra ropa y alimentamos nuestros cuerpos. Al apoderarnos de estos recursos, lograremos la autosuficiencia.
A su brazo izquierdo, a unos tres metros de distancia, hay cajas que contienen distintas semillas y medicamentos naturales. La imagen es el resultado de 30 años de trabajo: a su regreso de Nicaragua, Teresa decidió abrir su propio consultorio, y hoy se convirtió en la directora del Centro de Enseñanza y Fomento de la Medicina Indígena y Terapias Alternativas (AMITA), en Guadalajara, México, con la finalidad de preservar las técnicas de curación tradicional que tienen más de 100 años.
Las semillas son orgánicas, están a la venta y en unas horas algunas de ellas serán intercambiadas por variedades de maíz criollo que permitan extender su preservación. Quien atiende la venta de semillas es Mercedes Cárdenas, aprendiz de Teresa en escuela AMITA. Su voz pasiva reproduce la sensación de aspirar copal: da calma. Sus ademanes también son lentos cuando explica cómo llego a formar parte de la escuela. A los 22 años, Mercedes, originaria de Guadalajara, recibió la invitación de una amiga para dejar su trabajo en una fábrica y unirse a la escuela de medicina alternativa. Preocupada por iniciar de cero, pero decidida a dejar la rutina de la fabrica, aceptó.
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Teresa también habla los hongo.
— Los hongos elevan la vibración porque su componente principal son los triptófanos que ayudan en la producción de la serotonina para recuperar la alegría. Tiene psilocibina que desbarata todos los bloqueos que se van haciendo a través de cada conflicto que no resolvemos.
Y luego de hacer una respiración profunda continúa su confesión, la que dice que los humanos estamos conectados en un circuito interminable con las plantas. Pone como ejemplo al árbol que le da sombra en este momento, el que exhala para que nosotros inhalemos, dice.
—Es un circuito y es esa la conexión. Cuando tomas conciencia de esto, te quedas quieta, cierras tus ojos y empiezas a respirar con conciencia, te das cuenta que estás íntimamente ligada a las plantas, están respirando tu aliento y nosotros estamos respirando su liento. Pero para esto necesitas estar quieta, respirar con conciencia, abrir todos tus sentidos para poder percibir aquello que no percibes de una manera ordinaria, necesitas el silencio, respiración consiente y abrir todos tus sentidos y puedes percibir lo que no hay, lo que no ves de manera normal.
Teresa quiere hacer una revolución y no está sola. La acompañan muchas personas en cada encuentro del Maíz. La lucha no es con armas, es con plantas. Su victoria es proteger la tierra y que la tierra nos proteja.