Viajar cambia la vida

Cuando viajo, entiendo todo.

Es como si me bajara información directa y hasta la célula más ínfima de mi cuerpo lo entendiera todo.

Lo que es la felicidad. Lo que es la paz. Lo que es la plenitud.

Por años, con mi pareja, nos propusimos ahorrar todo el año, para viajar: conocimos Perito Moreno, Macchu Picchu, Cuba, Mendoza. Tuvimos un accidente de auto que nos hizo entender lo importante: no hay que dejar de viajar y los sueños están para cumplirlos. Y mi sueño era ir a estudiar a Barcelona.

Lo primero que hice, luego de sanarme de mi stress postraumático, fue irme a la provincia de Formosa, Argentina, con un grupo de desconocidos a conocer comunidades originarias. Más tarde, el Universo me regaló dos viajes más: me gané un premio que me llevó a Paris, y trabajé en Alemania.

Nuevos viajes, nuevos entendimientos.

Mente más flexible. Más cuadernos con anotaciones repletas de eso que sentiste en el cuerpo: la vida sí puede ser diferente.

***

Volviendo a mi sueño. Con muuuuucho esfuerzo, lo logré. Llegué a Barcelona.

Compartí un piso -así le dicen a los departamentos allá- con dos catalanas.

 Con una, la relación fue casi nula. Y respecto a la otra, siempre se me viene a la mente esta anécdota.

 La primera semana -mientras estaba desayunando- ella caminaba de una punta a otra del piso. Yo algo imaginaba, cuando la vi la noche anterior charlando en el balcón con su amiga, en plena tormenta eléctrica.

 —Quiero contarte algo, pues es que me pongo muy nerviosa -me encaró.

 —Tranquila -le dije- contame.

 —Bueno es que tú estás aquí y necesito hablar con alguien. La chica es una amiga mía hace años y anoche se quedó a dormir conmigo.

 Me reí con complicidad. Confirmé lo que sospechaba, y siguió con toda la historia: su amiga tenía novia, pero no vivía en Barcelona, sino en Irlanda y hacía años que eran novias. Pero, desde hacía un tiempo , algo más fuerte pasaba entre ellas.  El tema es que la otra semana iba a viajar para cortar la relación, pero ella temía que cuando la viera, no la dejera…

 Así, en horas, me transformé en una especie de confidente express  y cada día, me iba contando cómo avanzaba la historia…

 Con la ciudad, me pasó algo parecido. Desde un primer momento, me sentí en casa. Años después, armaría mi árbol genealógico y descubriría mis raíces españolas… Quizás eso tenga algo que ver con esa sensación de tanta comodidad… Pero en ese momento, me concentré en lo que tenía: un estante en la heladera, otro en la cocina y otro en el baño.

En Barcelona, cada una tenía sus espacios. Cada una se cocinaba lo que iba a comer y después lavaba lo que ensuciaba. Tenía que estar atenta a no dejar nada fuera de lugar, ni platos sucios en la bacha. Porque nadie limpiaba lo que no ensuciaba. Y si había alguna taza huérfana, ellas empezaban a preguntar de quién era y nadie lo lavaba, hasta que alguna se hiciera cargo.  

Tenía una mini rutina armada: irme frente al mediterráneo a escribir, después a leer a la playa. Otros días, me tomaba el tren y en diez minutos estaba en la facultad. Cuando volvía, solía irme a tomar unas chelas con amigxs.

 Fui feliz. No pude pedir más y no lo podía ocultar. ..

 ***

Querida amiga.

 Esta ciudad es genial. Todo el mundo me decía que Barcelona era lo más (salvo los amantes de Madrid), pero yo temía que me la hayan sobrevaluado. Ahora estoy sola porque una de las compañeras de cuarto prácticamente vive en lo del novio y la otra se fue a Londres. En el día a día, cada una se cocina lo que va a comer y después lo lava.

Después aprovecho los días y recorro todo lo que puedo. Hoy ponele creo que me recorrí media Barcelona, no doy más. Fui a ver las obras de Gaudí, fui a la playa y me metí en el mediterráneo!! Fui también a la Barceloneta, a la Rambla. También estuve en el Barrio Gótico y me enamoré de todo. La verdad es que en algunas cosas me hace acordar a La Habana, pero más cuidada. Como esa onda de ciudad bien viva, con mucha gente y mezcla de edificios nuevos y viejos. Es impresionante la cantidad de gente que hay por todos lados!!

Realmente siento que esta es una experiencia de redescubrumiento personal y única.  Tengo momentos para estar sola y me encanta estar sola, cosa que muchas veces en mi vida en Buenos Aires no me pasaba.

Contame de vos. Te quiero

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Bella,

Hoy está nublado en Barcelona, es como que el otoño llegó de golpe. Pero aprovecho para leer y trabajar. Te cuento que la semana pasada empecé las clases. Antes tuvimos una reunión con el director del máster y nos recibió en su despacho en bermudas y remera, jejeje! Así como te digo, charlamos un montón y nos contó que ellos son un grupo de profesores apasionados por brindar un máster que acerque a los periodistas al lado humano de las noticias, que se sepa investigar, pero también contar bien las historias. Es más, nos dijo que el máster les trae pérdidas porque hay pocos inscriptos, seremos doce en total, muchos de Latinoamérica, pero que ellos lo siguen haciendo por creer en esto.

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Querida amiga.

El referendum en Cataluña me tiene atrapada. Estoy yendo a todas las marchas rojas y amarillas. Entendiendo qué piden los independentistas y hablando con la gente. Por otro lado, tuve una clase de literatura y periodismo. Nos hacen leer a Daniel Defoe y a Flaubert. Es casi un libro por semana. El resto, todo bien. La semana que viene ya me mudo a otro depto porque se me terminó el contrato de éste. Después de mucho recorrer, parece que me voy a lo de unos argentinxs, que de no creer, justo viven enfrente de donde estoy ahora. Me cierra justo porque me encanta el barrio Gracia.

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Amiga,

Te cuento que me reecontré con M. Se me doblaron las rodillas, después de tantos meses sin verlo. Y ya vinieron mis papás. Estas fiestas de navidad y año nuevo fueron muy especiales, muy distintas. Ya te contaré. Los europeos no tienen la sangre latina claramente. Te cuento que –por momentos- me dan ganas de volver, estar un poco en casa. Pero por otro, como que no puedo creer todo lo que planeé esto y que ya se esté por terminar… Me pregunto qué pasa después de cumplir un sueño…

Te quiero mucho.

Contame de vos.

Agustina

 ¨¨¨¨

 Cuando volví a Buenos Aires, me perdí. Estuve perdida mucho tiempo. Volver a la rutina no me movía ni un pelo. La primera noche, lloré como una marrana.

Dicen que los viajes resuelven preguntas que ni siquiera una pensaba preguntar…

 Hace poco, escuché algo que me dejó reflexionando mucho. Es la primera vez, en la historia de la humanidad, que hay más flujo de gente -1.300 millones personas al año- viajando de un país a otro por placer. Años atrás, lo que movilizaba a la gente a salir de su tierra eran las inmigraciones forzadas, las guerras, las dictaduras (eso no quiere decir que hoy no pase. El drama de los refugiados es uno de nuestros mayores pendientes como humanidad), pero jamás tanta gente, como hoy, viajó de un lado a otro sólo para pasarla bien.

 Entonces, me pregunto, querida amiga, si esos millones -también- lloran en sus camas, al volver.

 Me pregunto, querida amiga, si esos millones -al volver- se terminan dando cuenta (quizás después de años) que la libertad se encuentra abriendo un mapa… pero también bien dentro nuestro…

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