La madre que me parí, un libro de poemas sobre la maternidad real

Puerperio, soledad, decepción, apego, amor, ilusión. ¿Cómo definir la maternidad? Para la autora, Camila Manzanilla, el arte salva. En esta entrevista sobre su nuevo libro: La madre que me parí, un libro de poemas sobre la maternidad real, ella reflexiona sobre los desafíos de la maternidad en el mundo actual y su experiencia personal.


“La madre que me parí no es ni de cerca la madre que deseé. La verdad es que nada sucedió al final como imaginé. Todo se retroalimentó en un limbo entre ficción, romanticismo, esoterismo y terror. Descubrí que todo había sido un cuento de hadas escrito en la retina de mis ojos durante años. Fue y sigue siendo un desafío retirar los velos”, asegura en la introducción de su nuevo libro, Camila Manzanilla.

En el marco del Día de la Madre y a casi un mes del lanzamiento de su obra, La madre que me parí, hablamos con la autora, quien es doula, madre y poeta. Ella es oriunda de la localidad de Castelar, al oeste del Gran Buenos Aires, para saber cómo fue su proceso de escritura: las razones por las que considera que la escritura fue su cable a tierra en la maternidad y cómo fue su experiencia personal.

El libro, que contó con el acompañamiento creativo de Escritura Crónica y Cascabel Ediciones, se encuentra disponible en nuestra tienda online.

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¿Cómo surge la idea de empezar a escribir “La madre que me parí”?

— El libro se desprende del Oráculo Puérpero que publiqué en 2021. De alguna forma siempre estuvo implícita la idea de reunir toda la poesía escrita de los años en los que comencé a maternar. Sin embargo, era demasiado compilar todo en una sola obra por eso elegí esperar hasta que fuese el momento.

¿Qué tópicos de la maternidad aborda el libro?

— Trata sobre muchos temas, empezando por la desilusión en la maternidad y, acto seguido, la constante reconstrucción cotidiana como el ingenio de las mujeres madres para rehabitarnos en este mundo. Los poemas son manifestaciones de mi propia maternidad, hablan de cómo me sentí atravesada, las preguntas que me hice y las que me continúo haciendo. Creo que los tópicos tienen que ver con lo que a cada una le convoca y evoca el ser madre.

Camila Manzanilla y su libro.
Crédito foto: Agustina Grasso

¿Cuál fue tu objetivo al escribirlo?

— Mi objetivo al escribirlo fue y es vernos. Digamos que es una consecuencia del habernos visto entre nosotras y del aprender a abrir la mirada. Es un “Gracias a que” nos encontramos con otras madres y pusimos en diálogo todo lo que sentimos en el puerperio. De alguna forma, el objetivo fue reunirnos a través de esta forma de nombrar. Sin embargo, la idea no es universalizar las maternidades, creo que es una apuesta desafiar al lenguaje y que ese lenguaje nos muestre y nos visibilice.

¿Cómo fue el proceso de escritura atravesado por la maternidad?

— Concretamente el proceso de escritura de este libro fue orgánico. La mayor tarea fue la selección de textos, pero digamos que no busqué escribir este libro porque se fue manifestando solo. Lo que busqué fue darle forma, una forma elegida. Pero la escritura estuvo siempre presente y al servicio de mi maternidad como un cable a tierra, como un apoyo y una forma de vivir, fue el hilo conductor de todo. Es lo que hice todo el tiempo además de ser madre.

En algún momento expresaste que el arte “te salvó” ¿Por qué?

— El arte es el lenguaje habilitado para ser quienes somos. Y cuando hablo de arte hablo de un expresión artística que construimos desde lo más íntimo de nuestra historia. El arte entra en contacto directo con una dimensión sensible y en esa dimensión nos vemos y nos transformamos. Luego está el desde dónde. Por supuesto son debates dinámicos. Pero creo que el arte nos salva en la medida en que nos hace protagonistas de nuestra historia y no padecientes. Hacemos algo con todo lo que nos pasa. Denunciamos las injusticias. Ponemos en primer plano lo que en el común denominador social queda debajo de la alfombra, miramos a los ojos a nuestros miedos y si no podemos mirarlos a los ojos inventamos unos anteojos para hacerlo. En una parte del libro escribí “La poesía es ese lugar donde hacernos cargo se vuelve más liviano” y es esa sensación.  El arte de la alquimia,transformar una cosa en otra, cambiarnos de estado, ponernos en juego, desarrollar un lenguaje artístico

En el día de la madre, reflexionemos sobre la maternidad. Sabemos que no es una tarea sencilla, ¿Vos cómo te sentiste al maternar? ¿Pudiste conformar tu tribu?

— Coincido en que no es tarea sencilla. Sin embargo, lo que más difícil que pone a la situación es la marginalidad. Digamos que es la naturalización de la marginalidad, quedamos del otro lado de una pared. Puedo decir que me sentí acompañada, pero hay algo de la compañía que a veces no deja de ser inquisidora y eso es agotador como el constante juicio. Por ese motivo si, busqué crear lazos con mujeres madres que estén atravesando lo mismo o parecido a lo que me pasaba. Ya en gestación nos compartíamos en círculos de gestantes y, luego, a partir de que mi bebé tuvo cinco meses, y me sentí más preparada para trasladarme, empecé a frecuentar rondas de crianza con frecuencia semanal. Hoy nuestros cachorros ya tienen cuatro años o más y con las madres somos amigas íntimas.

¿Qué conclusiones pudiste hacer de la obra una vez que la publicaste?

Que es muy valioso y necesario compartirse. Nombrar en voz alta quienes somos.  Lo más lindo que me está trayendo haber publicado el libro es el conocer a tantas personas, que me cuenten sus historias, volver a verme en sus palabras. Habilitar un lazo concreto de reciprocidad y agradecimiento. Me siento muy honrada por esta posibilidad de crecimiento y aprendizaje.


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