Coronagamer: la brecha de género aumentó en los juegos online

La cuarentena aceleró el crecimiento del consumo de videojuegos en nuestro país. Hoy, Argentina se posiciona como el segundo mercado de la industria gamer y en el contexto actual, el tráfico gaming aumentó más del 300 por ciento, según el informe difundido por Telecom. Pero esta masificación también trae aparejada la brecha de género y la discriminación hacia las mujeres.


En los noventa, aún no existían ninguna de las dos. Ni Omeguis, ni Carolo. 

Omeguis, era todavía esa niña, llamada Constanza, que caminaba al costado de su padre por las calles de Cabildo y Juramento, en el barrio de Belgrano. 

Carolo era Carolina, la niña que se paraba en el patio del colegio de La Paternal e insistía en jugar al fútbol con sus compañeros.

En la época del auge de Mc Donalds y Pumper Nic, la hoy famosa empresa de videojuegos Nintendo había lanzado su primera portátil: la Gameboy. 

Omeguis, que aún era Constanza, cada sábado se dirigía al mismo templo: Sacoa. El religioso cartel de letras cursivas rojas se podía ver a la distancia.

Carolina, en su tiempo libre, en el comedor de su casa, se posicionaba al lado de su hermano. Ponía los ojos en el televisor, las manos en el joystick y la mente en un partido del FIFA. 

Con cinco pesos en la tarjeta, Coni podía jugar largo rato en los famosos “fichines”. El saldo negativo en el plástico indicaba dos cosas: que ya no podía jugar más y que era momento de recorrer el lugar observando cómo jugaban los demás. El Sacoa de Belgrano era grande, poblado de máquinas altas y alargadas, con botones, palancas y volantes.

— En los fichines no había nenas -reflexionará Omeguis, años más tarde. 

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Videojuego: mi mejor amigo

Constanza nació en 1988, en la época del King’s Quest IV y Leisure Suit Larry Goes Looking for Love, dos juegos boom de ese momento. Aprendió a caminar entre las Aventuras Gráficas y su primera comunidad gamer fue su madre, padre y hermana. 

Carolina nació en 1993 junto a Battle Blaze y King of the Monsters. Se dice que el mejor amigx de una persona es un animal, pero en el caso de ellas fue un videojuego.

Ellas aún no se conocían, pero ya tenían mucho en común: la pasión por el gaming y la PlayStation 1.

La consola de Sony había llegado al país hacía poco tiempo. Era un rectángulo color gris claro con un círculo en el medio que servía para poner un CD y botones pequeños a los costados. 

Con ese aparato, conocieron el hilo rojo del destino. Estaba conectado a un joystick, un bodoque y dos juegos. Pasaron largas horas frente al televisor afilando sus dedos, deslizándolos por los botones y siguiendo el legado familiar. 

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Territorio masculino 

El torneo de Daytona USA que organizaba Nivel X –programa de Magic Kids- fue al primero que asistió Coni. Ese día, la ansiedad de lxs niñxs salpicaba el estudio. Entre tanta gente, se podía observar el pelo rubio y lacio de Constanza que rozaba el brazo de la mujer que le transmitió la pasión por los videojuegos: su mamá. 

Ambas llegaron al lugar, pero solo la niña iba a sentarse a demostrar sus habilidades con los autos. Pero en cuestión de segundos, la situación se descarriló y su ilusión recibía un choque mortal.

—Me quiero ir -exclamó Constanza.

—¿Por qué? -preguntó la madre. 

—No hay ninguna nena -sentenció. 

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Carolina se anotó en su primera competencia de FIFA. Era la única mujer y las gradas comenzaron a llenarse de gente, cuando el tiempo en la cancha empezó a correr. Ella no entendía que pasaba y por qué tanto asombro. 

—Juega como un hombre -escuchó susurrar. 

—Para mí, eso no fue un halago -sentenciará tiempo después.

Las pibas tomaron el control 

Ambas entendieron que el gaming era un mundo en el que se tenían que meter solas y pelear contra viento y marea.  

Sus ahorros los destinaron para comprar cada PlayStation que Sony lanzaba al mercado. Constanza, además, para armarse la computadora y así poder jugar otros juegos como el Call of Duty, Rainbow Six Siege o cualquiera que sea de su interés. 

El primer nickname de Constanza fue OmegaConi. Lo eligió así el día que ingresó a un foro online por primera vez cuando era chica. Con el correr del tiempo, sus amigas virtuales la llamaron Omeguis por su pequeña contextura física. 

Carolina eligió su seudónimo en el colegio. 

—No tiene mucho trasfondo -aclarará. 

Jugando con sus compañeros, fueron mutando por diferentes apodos para ella. De Caro, a Carola, pero el que ganó fue Carolo. 

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Mundo Twitch

Ambas se conocieron en un evento gamer el año pasado. Carolo es una de las pocas mujeres que genera contenido de FIFA en Argentina y América Latina. Omeguis, es considerada la Reina del Twitch.

Carolo renunció a su trabajo como creativa publicitaria para dedicarse profesionalmente al mundo gamer. Su idea era generar contenido distinto. Aprovechó la lucha por la profesionalización del fútbol femenino en Argentina y creó Pibas Jugando al FIFA, un espacio donde ella entrevistaba a diferentes jugadoras de fútbol para que cuenten su lucha mientras juegan un partido online.  

Omeguis aún no se dedica profesionalmente al gaming porque los ingresos no le permiten sostenerse económicamente, pero se coronó en el ambiente y los seguidores esperan con ansias sus streaming todas las noches. 

Para quienes desconocen, Twitch es una plataforma que permite transmitir en vivo cualquier contenido. Pero en el mundo gamer, es considerada como la tele de los eSports porque permite stremear en vivo las partidas de videojuegos. 

Nació en 2011 y es propiedad de Amazon. Omeguis se unió en 2015 y Carolo en 2018, pero la plataforma aún no había conocido el éxito en Argentina. Este año, con la llegada de la pandemia, Twitch explotó y se posicionó como uno de las sitios con más usuarios y con mayores vistas. Según un sondeo de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), en 2020 la plataforma de Twitch logró tener 206 millones de horas transmitidas, lo cual implica un crecimiento histórico de la misma.

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Gaming femenino

La cuarentena aceleró el crecimiento del consumo de videojuegos en nuestro país. Hoy, Argentina se posiciona como el segundo mercado de la industria gamer y en el contexto actual, el tráfico gaming aumentó más del 300 por ciento, según el informe difundido por Telecom. Pero esta masificación también trae aparejada la brecha de género y la discriminación hacia las mujeres.

Mientras los medios de comunicación y autoridades, hablaban de la famosa curva de contagios, en Twitch se daba la curva de usuarios. El streaming de juegos aumentó un 159 por ciento en relación a otros meses. Así, comenzaba la era dorada de la plataforma de Amazon en argentina. 

—¿Qué onda las mujeres en el mundo gamer? – les pregunté.

—Super invisibilizadas. La comunidad es muy tóxica con ellas y algunos equipos las contratan por puro marketing – me respondieron.

La época dorada es un arma de doble filo. Ilumina el crecimiento de la plataforma, pero también el hartazgo arrastrado desde hace años.

Violencia de género

 La violencia y el acoso sexual creció tanto como los usuarios de Twitch. El 24 de junio, el hashtag #TwitchBlackOut era bandera en las redes sociales a nivel mundial. El objetivo, era no consumir por 24 horas la plataforma como reacción a la falta de respuesta frente a las agresiones que inundan la vida de las mujeres streamers y gamers. 

—El problema es sistémico, cultural, social y patriarcal- resalta Carolo.

La violencia en este ámbito se manifiesta en múltiples formas. Poner a la mujer en lugar de objeto sexual, cosificándola y desvalorizándola, es moneda corriente. 

El 11 de septiembre, la streamer YaninaKill, publicó en su cuenta de Twitter, un fragmento de su partida de Valorant, un juego que requiere de equipos.

Los comentarios como Gorda Puta no faltaron. Y los reiterados pedidos de que sea la novia de uno de los integrantes, tampoco.  Pero para ellos, Yanina no tenía sentido del humor.

Esto me pasa en todas las partidas. Estoy cansada de no poder jugar y de reportar, twitteó Yanina.

—Si te agreden, reportas. Llenas un formulario y a esperar la revisión manual. La respuesta llega dos meses después y si tenes suerte, suspenden al usuario por 48 horas- agregó Omeguis. 

Mientras tanto, esos usuarios siguen agrediendo, violentando y burlándose de las mujeres que quieren jugar tranquilas y cómodas. 

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Las mujeres en Twitch

Omeguis aprendió a esquivar las balas en el Call of Duty y en la vida real. 

¿Por qué en vez de jugar al Call of Duty no mostras una teta?  le suelen preguntar en los chats.

Tanto para ella como Carolo es común la falta de compañeras en el lugar que más las apasiona, las agresiones y la violencia. 


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Patear el tablero

Y el auge de Twitch como consecuencia de la pandemia, puso en más evidencia en las tensiones que enfrentan las mujeres hace décadas. El consumo femenino creció desde marzo hasta hoy, pero no en gran medida como el masculino. La incomodidad, la presión y la invisibilización es otro de los obstáculos por los cuales muchas mujeres no se lanzan a jugar en streaming. Omeguis se define como una de las camadas más grandes de mujeres que patearon el tablero.

—Hoy Twitch es la plataforma más conocida, pero es como un club de hombres. Se fogonean y abrazan entre ellos, como pasó con el Kun Agüero – sostiene Carolo Vázquez.

El jugador del Manchester City inauguró su canal en la plataforma, en plena cuarentena. Sus streamings jugando online le dieron tal popularidad que logró lanzar este mes a KRÜ, su propio equipo de eSports. Hasta ahora, compuesto solo por hombres. 

—Creo que ni se le cruza por la cabeza el hecho de que hay mujeres que necesitan difundir su contenido y hacerse conocer. Hoy si buscas a las mejores 10 cuentas de stream, te aparecen todos hombres -remató la chica FIFA. 

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Pasión por el gaming

A Carolo y Omeguis las une la pasión por el gaming. Carolo sabe con exactitud dónde pegarle a la pelota y Omeguis cuándo debe gatillar. Desde chicas escaparon a los estereotipos y apostaron a los videojuegos. Matan a los rancios que las insultan y le marcan la cancha a las pibas que quieren meterse en el mundo gamer.

Plantaron bandera en Twitch cuando no era tan popular. Vieron crecer a la plataforma y con ello, a la desigualdad. Y sueñan con que más pibas se sumen a jugar así terminan con la invisibilidad. 

Deseo que los varones se cuestionen los privilegios y le den el lugar a las que no los tienen – concluyó Carolo. 

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